Entre artistas

La infanta Margarita Teresa de Austria murió de parto en Viena a los 22 años. Tras alumbrar a su cuarto hijo. Era hermana de Carlos II el Hechizado y, por tanto, hija de Felipe IV, el rey para el que trabajó Velázquez como pintor de cámara. La casaron en 1666 con su tío Leopoldo I, emperador de Austria y hermano de su madre. Pero su rostro era ya conocido en toda Europa porque se trataba de la infanta más retratada de la Corte española. Hoy he ido a buscarla al Museo del Prado. Tras cruzar el umbral de la puerta Velázquez he dejado atrás una mañana de sol radiante en Madrid. Con sus calles ambientadas. Es Domingo de Pascua de Resurección. Un día muy familiar en la capital. Que las campanas de las iglesias recuerdan constantemente con repiques a gloria. Establecimientos como Lhardy, El Riojano, El Pozo, La Mallorquina, San Onofre y Mira exponen en sus vitrinas monas de Pascua y huevos de chocolate. Apenas hay tráfico. Y los alrededores del Museo están atestados de gente. También dentro. Donde se anuncian dos interesantes novedades para esta primavera. Las Meninas, de Richard Hamilton. Y una obra invitada: Las hijas de Edward Darley Boit, del pintor estadounidense John Singer Sargent. Ambas relacionadas con Velázquez, el maestro sevillano sobre el que pilota gran parte de esta impresionante pinacoteca. Que concentra la mayor colección de obras maestras del mundo por metro cuadrado. Y que alberga el 40% del total de la producción pictórica que nos dejó el autor de Las Hilanderas.

Daughters of Edward Darley BoitMuy cerca de Las Meninas irrumpe en solitario la obra invitada de Singer Sargent. Que procede del Museo de Bellas Artes de Boston. Delicadamente extraordinaria, da una sensación de instantaneidad detenida. En riguroso orden compositivo -y con un espejo de fondo- aparecen Marie Louise, Florence, Jane y Julia, la más destacada de las cuatro protagonistas. Todas ellas hijas de Edward Darley Boit, un rico abogado bostoniano coleccionista de arte. Obra que Singer Sargent pintó en 1884. Y que guarda relación con Velázquez, a quien visitó en 1879 en el Prado al menos en tres ocasiones, como ha quedado reflejado en el libro de registro de alumnos de aquel año. Y de quien copió Las Meninas a menor escala, con un tratamiento cromático de luces que trasladó cinco años después a Las hijas de Edward Harley Boit, indudablemente su obra de mayor impacto. La infanta Margarita Teresa de Austria tiene en Las Meninas cinco años. Más o menos los mismos que Julia Buit, de cuatro. Ambas comparten mirada hacia el espectador. Y si la infanta aparece rodeada de las dos damiselas, o meninas –María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco-, los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato (o el propio Velázquez), Julia Buit lo hace en compañía de sus tres hermanas. Que giran en torno a ella. Durante mucho tiempo se creyó que el magnífico retrato individual que también alberga el Prado de la infanta Margarita Teresa -esta vez con nueve años- era obra de Velázquez. Incluso se llegó a decir que fue su última obra, pero se ha demostrado cientificamente que la pintó su yerno y discípulo Juan Bautista Martínez del Mazo. Eso nunca lo supo Joaquín Sorolla, que vio tras esta obra el pincel velazqueño. Y en la que se inspiró en 1901 para pintar La niña María Figueroa vestida de menina. Y en 1906 La actriz María Guerrero como La Dama Boba. Obras que también acoge El Prado en una sala dedicada al pintor valenciano. Pero lejos del determinante don Diego de Velázquez.

Esta visita dominical que le estoy haciendo a la infanta Margarita Teresa en el Prado me lleva de sorpresa en sorpresa. De muy niña, la hija de Felipe IV fue garantizada en matrimonio a su tío Leopoldo, por lo que algunos de sus retratos viajaron a la corte austriaca para que acompañaran al emperador. Por eso el Kunsthistorisches Museum de Viena acoge hoy día entre su colección un retrato de la infanta a sus dos años -vestida de salmón- y otro de azul a los ocho, ambos de Velázquez. En el segundo aparece con guardainfante cubierto con basquiña, muy similar en pose al retrato posterior de su yerno. Y que a simple vista parecen gemelos. En 1957, Picasso se encerró durante cinco meses para pintar sus Meninas. Que plasma sobre formato horizontal -Velázquez lo hizo en vertical-, repartiendo protagonismo entre la infanta y el maestro sevillano. Que aparece plasmado en el lugar original con dos paletas. Pero en proporciones desmesuradas. No sólo hizo una reinterpretación de la obra de Velazquez, sino 48 piezas pictóricas sobre el mismo tema. Que donó al Museo Picasso de Barcelona en 1962. Posterior a las del pintor malagueño son Las Meninas del británico Richard Hamilton, creador del pop art y autor de la cubierta del Álbum blanco, de The Beatles (1968). Con motivo del 90 aniversario del nacimiento de Picasso, Hamilton acudió a la llamada de la Propylaën Verlag, de Berlín, con su propia reinterpretación de la obra. Un aguafuerte con una infanta Margarita Teresa cubista, el mastín reconvertido en minotauro y Nicolasito Pertusato transformado en arlequín. Cinco dibujos y seis pruebas de agua. En una creación tan libre como la anterior, donde Velázquez es sustituido en el lienzo por Picasso. Que no luce la cruz del hábito de la Orden de Santiago. Sino la hoz y el martillo. Esta interpretación personal sobre Las Meninas ocupa una de las salas de la segunda planta de la ampliación del Prado, en el llamado edificio Jerónimos. Donde se expone también el apunte a lapiz azul de la versión picassiana. Y también un preparado a lapiz y tres piezas de estado de Francisco de Goya sobre Las Meninas. Que corresponden a una serie de aguafuertes con sello propio que dibujó en 1778 sobre obras maestras de Velázquez. Coincidiendo con su época de Cartones. Han sido dos horas intensas en el Prado. De una sala a otra. Escalera arriba, escalera abajo. La infanta Margarita Teresa sigue reuniendo gente ante sí allá donde se encuentra. Lo mismo Julia Boit y sus hermanas. En la calle luce aún el sol radiante. Pero ya no repican a gloria las campanas.

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    37 opiniones en “Entre artistas”

    1. El Prado está espléndido, yo diría que en su mejor etapa o momento, después de la ampliación y la incorporación del Claustro de los Jerónimos restaurado. Moneo ha hecho un excelete trabajo y tuvo especial sensibilidad al encargarle a Cristina Iglesias esas dos puertas de bronce que aparte de su efecto arquitectónico o su integración urbanística, que son cosas distintas, simboliza la modernidad que se incorpora a sus instalaciones. Por poner alguna pega, si me permites, diría a la dirección y a la Asociación de Amigos del Museo que hay que aprovechar más el espacio del Claustro. Me parece tan maravilloso que lamento que no se le dé más utilidad además de las estatuas allí depositadas.

    2. La primera vez que visité el Museo del Prado no era más que una mocosa y de aquella visita sólo recuerdo que me gustó. La siguiente era ya una recien licenciada en Derecho a la que habían invitado, junto a otros compañeros de la Escuela de Práctica Jurídica de Donosti, a conocer el Tribunal Constitucional, del que sólo recuerdo su indescriptible forma de colmena moderna y unas salas frías y antipáticas, acordes a la cicerone que nos cayó en suerte. En fin, seguro que por eso, y para compensar, me dí luego una vuelta por El Prado. Inolvidable, quedé enganchada, irremediablemente. Desde entonces han sido muchas las veces que me he paseado por ahí aunque tengo pendiente visitar, comme il faut, la ampliación del museo. Todo llegará.

      A ver, no sé cómo decirlo… decir, por ejemplo, que hoy te ha salido un relato redondo, como que me sabe a poco, Fernando. Es que me gusta Velazquez y Sorolla, y Picasso. Y me gusta cómo juegas con fechas y gentes, y me gustan esos requiebros que se te dan tan bien y con los que montas una especie de cómplice mesa-camilla alrededor de la cual nos sentamos, amigos e incondicionales, para cotillear y conversar y aprender, historias de la historia.

      Como la de las niñas Darley… pero qué preciosidad el cuadro de Singer Sargent, qué preciosidad! O la de las “otras” Meninas que se pasean por el mundo, todas con dueño pero libres de prejuicios, eso que describes cómo “interpretación personal”, que no es otra cosa, creo, que definir el arte. O la de Margarita Teresa de Austria, vida sin secretos, vida retratada…

      Será que por todo eso me gusta tu relato de hoy… o tal vez sea sólo porque un inspirado Orgambides ha sabido cogerme de la mano y, en plan cicerone virtual, me ha llevado con él hasta El Prado… de una sala a otra, escalera arriba, escalera abajo… a mirar y admirar cuadros y pinturas. Y a mirar un poco más allá, como debe ser.

      Perfecto. Pero la próxima vez nada de manos virtuales, que sea “in situ”. Creo que en junio estoy de nuevo en Madrid. Quedamos, pues.

    3. en el museo de viena hay dos cuadros de la infantita y en el louvre otro, los tres de velazquez. de los dos de viena, uno es la infanta vestida de azul, como tu describes, y el otro un retrato muy logrado de cuando tenía dos o tres años con un abanico en la mano, pero te tengo que decir que durante muchos años hubo un equívoco en ese cuadro sobre quien era en realidad esta niña, hasta el punto que estuvo identificada como su hermana maria teresa de austria, que era mayor que ella y de otra madre, isabel de borbon, primera mujer de felipe iv, que fallecio muy joven despues de parir siete veces y sobrevirvirle solo dos de sus hijos.

    4. Muere a los 22 después de parir cuatro hijos. La princesa más retratada habita el Prado y otros museos europeos y trasmite emoción a millones de visitantes. Es curioso… una mujer que apenas vivió la vida, convertida por el pincel de encargo -ahí si acertó, bueno, su padre- en un rostro eterno y vivo.
      Yo la vi por primera vez a los 9 años, cuando mi padre nos llevó a mis hermanos y a mi a Madrid para ver el Museo. Velazquez impone en la infancia. Aunque me costó años revisitarlo, siempre se vuelve. La última vez que recorríl Prado, me centré en la ampliación del edificio, donde se instaló la exposición de Francis Bacon. Después en verano, me acerqué a Dublin para ver la reproducción de su caótico estudio y otras obras allí expuestas.
      No soy capaz de vivir en Madrid, me aturde. Sin embargo envidio ventajas como la que hoy nos muestras: la fortuna de poder introducirte en el Prado y disfrutarlo de forma cotidiana. Así que muchas gracias por contarlo

    5. Iría cada fin de semana a Madrid para contemplar en el Museo del Prado dos cuadros fundamentalmente, el Danae de Tiziano y La adoración de los pastores de El Greco. Tampoco dejaría de ver Las Tres Gracias, de Rubens. Magnifico museo y único en el mundo.

    6. Que buena manera de pasar el Domingo de Pascua, mucho mejor que estar metido en un atasco de vuelta.

      Hace mucho que no visito el Museo, osea que ha sido fantastico el recorrido que nos has dado, la próxima vez que vaya por Madrid le voy a dedicar una mañana.

    7. En febrero hicimos ,con un grupo de amigos, una escapada desde Barcelona, para principalmente visitar el Museo del Prado, nos gusto mucho como ha quedado.

      Nos centramos en la pintura y principalmente en Velazquez, una maravilla. Yo personalmente quede con ganas de ver mas detenidamente las esculturas, será la próxima vez.

    8. ¡Qué suerte visitar un domingo el Museo del Prado!

      Y que tu visita haya sido temática, con Las Meninas girando entre tus idas y venidas, como dices “escalera arriba, escalera abajo”.

      No sé si sabrás que originalmente el cuadro de Las Meninas tenía como nombre La Familia de Felipe IV y que por meninas sólo se entienden a las dos pequeñas damas que flanquean a la infanta Margarita. Mucha gente se confunde y cree que menina también es ella. Pués no.

      No conocía nada del pintor John Singer Sargent, que para mi ha sido todo un descubrimiento. En este cuadro que nos ofreces de las cuatro hermanitas se nota la influencia de Velázquez y muy especialmente de Las Meninas. Es asombroso.

      Fernando, me ha gustado mucho este viaje que nos haces a través de Velázquez y sus influencias por las galerías del Museo del Prado. Es un artículo culto, didáctico y muy descriptivo, así que te animo a que sigas contándonos historias como estas pués a todos nos enriquecen.

      Besos.

    9. Hacia el año 1985 me encargaron que recorriera los museos de Madrid y escribir articulitos. Encontré a momias incas “enfermas” que, aquejadas de una extraña afección, se descomponían ante la perpejlidad e impotencia de los especialistas del Museo de América; a la “Dama de Elche” rodeada de cubos de plástico para albergar el agua que se filtraba por los techos del Museo Arqueológico y descubrí nuevos Velázquez en las entrañas del Museo de Prado. Y digo entrañas porque me adentré en los laboratorios de expertizaje, donde una asombrosa Carmen P. (no recuerdo su apellido) hacía radiografías de obras maestras. Me enseñó que bajo un óleo de Felipe IV, Velázquez había pintado una maravillosa cabeza de la princesa Margarita. Bella, rubia, niña. Bajo varios cuadros del maestro sevillano aparecía siempre la misma niña. Me dieron las radiografías, las fotos del cuadro y lo que había debajo. Y escribí profusamente sobre la obsesión del sevillano. Un artículo que, como muchos otros, se ha perdido porque la tinta de las noticias de agencia se desvanece con el tiempo.

    10. Pues deberías, o deberíamos, hacer algo para recuperar ese artículo, Camen. Porque suena muy bien, qué digo bien… suena de lujo!
      Y aunque tú sabes mucho más que yo de estas cosas, lo cierto es que hay viejos escritos y artículos de agencia que, o no se pierden nunca o aparecen, cuando conviene, con inusitada facilidad. BIen que normalmente no hablen sobre arte, o museos o cultura… y se ocupen de asuntos casi “teledirigidos”. Precisamente por eso, creo que el tuyo tiene mucho más que ofrecer.
      A ver, Carmen… por dónde empezamos a buscar?

    11. Carmen, por lo que leo eres periodista y trabajabas entonces para una agencia de teletipos. Que historias más interesantes nos cuentas. Ese artículo debe de estar publicado en algún medio de comunicación de aquellos años. Coincido con Elena en que tenemos que encontrarlo porque no podemos dejar que el tiempo entierre la memoria de este país, sobre todo la cultural y artística. Porque cuantas cosas se han descubierto a lo largo de la historia del Museo del Prado y no la encontramos en internet ni en sus portales especializados. Parece que hay un corte entre el ayer y estos tiempos cibernéticos y que “todo tiempo pasado” ´se olvidó. Muchas gracias, Carmen, por el ejercicio de memoria que haces, y también muchas gracias a ti, Fernando, por este paseo que nos ha dado por el Museo del Prado de la mano de Velázquez y de la infanta Margarita de Austria.

    12. Muchas gracias Elena y J.L,
      Me habesi hecho recapacitar sobre es articulo y recuerdo que fue publicado por Diario 16 con las radiografías que aporté y en las que se apreciaba perfectamente a la infanta.
      Casualmente ese día, salía yo en dirección a Bucarest para cubrir la revolución contra Ceaucescu, de manera que no fue en 1985, sino en diciembre de 1989, asíque ya lo puedo localizar en los archivos de EFE, si no se ha borrado el dichoso teletipo, o en cualquier hemeroteca.
      De todas formas, los periodistas de agencia como firmamos la mayoría de las veces con iniciales, además de mantener nuestro ego en su sitio, no guardábamos nuestras historias. Las diferentes como cuando entré con el populacho arrollador en la casa de los Ceaucescu y en medio del saqueo, me quedé observando la reacción de estas gentes con un pañuelo de Elena, la mujer del dictador, que alguien me puso en las manos con sus iniciales bordadas a mano. Al menos, tuve la satisfacción de que al día siguiente mi artículo fue traducido y publicado en el diario rumano “Adevaru” o algo así, ya no me acuerdo bien.
      Lo mismo ocurrió cuando encontré en un hospital a la madre de Ceaucescu agonizante y se armó la tremolina porque entonces, la pareja eran las dos personas más buscadas de toda Rumanía. Como sabeis los fusilaron el 24 de diciembre.
      Pero no son más que historias, “batallas” que me guardo de contar porque no me gusta ser la típica periodista pelma. Ya hay demasiados. Besos y muchas gracias.
      Fernando, tu artículo espléndido, como siempre.

    13. Para ir a Madrid no necesito ningún motivo especial, siempre es un placer, que me doy a menudo.

      Ahora si tengo dos motivos concretos , ir al Prado a ver la ampliación que todavía no he visto. Y con tu esplendido artículo en mano hacer el mismo recorrido del que has sido un magnifico guia.

      El otro motivo es pasear y felicitar en su centenario a la Gran Vía, que le tengo un cariño especial. Fue la primera calle que pise de Madrid cuando mi padre me llevo cuando yo tenia 12 años.

    14. Pués yo siempre creí hasta hoy que el retrato de la infanta Margarita en solitario que está en el Prado era de Velázquez. Ha sido una sorpresa para mi saber que lo pintó su yerno, que debía de saberse a la perfección la técnica y la destreza del maestro porque es un Velázquez puro y duro el cuadro. Esta infanta Margarita es impactante y no se me borra de la vista desde el primer día que la ví, de niña en una visita que hicimos con el colegio al museo.

    15. De un cuadro no solo hay que desmenuzar las pinceladas, los materiales, los personajes, los modelos, los entornos. En un cuadro vive la vida de quien lo pintó. De quién se inspiró y tomó modelo en un momento de su vida, de como fue capaz de reinterpretar, obteniendo otra obra genial nueva y diferente. Personalmente, esta lectura me provoca reconciliación con el género humano, tan capaz de lo bueno como de lo horrible e incapaz de ambas cosas. Una gozada la contemplación de la obra de Singer Sargent. Me ha arreglado el día.

    16. Que belleza de cuadro el de las hermanas Buit¡¡¡ Parece que Velázquez hubiera resucitado.

      Fernando, gracias por este maravilloso recorrido por el Prado.

    17. Por su grandeza, me quedo con dos obras de Velázquez que están en el Museo del Prado, “Las Meninas” sin lugar a dudas y “La rendición de Breda”.

      Por su fuerza y por su mensaje, no cabe duda: “Las Hilanderas”.

      Creo que Velázquez ha sido el mejor pintor español de todos los tiempos, más allá del barroco y del siglo que vivió.

      Por eso me parece un lujo para España que el Museo del Prado disponga, como tu dices, del cuarenta por ciento de todo su legado.

      Un saludo.

      Benito.

    18. Fernando, el cuadro de las niñas que nos enseñas es magnifico. Yo tampoco conocía a este pintor, Singer Sargent, pero es increible la influencia en las luces y en las sombras que recibe de Velázquez, como también me sorprende como ubica el reparto de los protagonistas del cuadro. Son muchos los puntos de coincidencia, aunque resulta asombrosa la mirada hacia fuera de la infanta Margarita y la más pequeña de las hermanas. Verdaderamente formidable.

    19. Hace tiempo que visité el Museo del Prado, recuerdo que quedé fascinada y ahora has conseguido que me entre el gusanillo por volver

    20. Al ser mi familia muy aficionada a la pintura, hemos visitado el museo bastantes veces, aunque nos falta ver la ampliación, lo que haremos en breve y con más ganas después de haber leido este artículo.

    21. Me gusta mucho este artículo, Orgambides. Sobre todo porque escribes del Museo del Prado, que es un lujo que tenemos en casa los españoles y eso que fue gracias a la Monarquía pues se montó con los fondos de la Colección real. Ahora que media España es republicana no se entendería esto, pero son cosas de la historia y de quienes manejaban los entresijos de la vida política, cultural y artística en los últimos 500 años, los reyes habsburgos y borbones. Nadie habla de las esculturas del Prado, que las hay antes y después de Jesucristo, aunque verdaderas joyas son en verdad los murales románicos del siglo II. De todas formas, lo mejor representado es el siglo de Oro, con El Greco, Murillo, Ribera y Velázquez, y los diferentes tiempos de Goya, nuestro magnífico pintor y que posee una amplísima obra que ocupa varias salas del museo.

    22. Desde que me metí en tu blog, estoy conociendo lugares, historias, curiosidades, que posiblemente de no ser por tus artículos no conocería nunca. El Museo del Prado, lo voy a poner en mi agenda, en sitios preferentes que hay que conocer lo antes posible, me ha gustado muchisimo el artículo.

    23. Conozco el Museo del Prado de niño, cuando un día me llevaron mis padres, y años después con el colegio. He leido detenidamente tu artículo y observo que gira en torno a Las Meninas, que fue el primer cuadro importante que ví en mi vida y me ha hecho mucha ilusión al tiempo que me ha devuelto buenos recuerdos. Reconozo que he vivido en los últimos años a espaldas del Prado, pero tras leerte considero imperdonable seguir sin pisar sus salas. Así que este fin de semana, si Dios quiere, allí estaré con mi hija mayor, repitiendo lo que hicieron mis padres conmigo. Muchas gracias.

    24. Ante todo agradecerte este magnífico recorrido por el Prado y la clase de historia que he recibido. Hace tiempo que no visito el museo y después de leer este artículo has hecho que me ponga de “deberes pendientes” el pasar una agradable mañana de domingo. De nuevo, gracias.

    25. Mi pintor favorito en el museo del Prado es Francisco de Goya pero tengo que reconocer que el Prado sería distinto sin Velázquez y la impresionante obra de este maestro de artistas que cuelga en sus paredes. Las Hilanderas, Las Meninas, Rendición de Breda, etc, etc. Sin embargo, para mi hay una obra de Velázquez mitológica y que lleva consigo lenguaje, mejor dicho: que habla. Es El Triunfo de Baco, también conocida por Los Borrachos.

    26. He visitado el Prado en varias ocasiones y siempre he salido con ganas de volver porque no acabas de admirar toda la obra expuesta ya sea en exposiciones permanantes o cedidas por otros museos.
      No conozco ls ampliación del Prado que sin duda no me perderé en el próximo viaje a Madrid.

    27. Después de visitar una ciudad, algo de ella se queda en ti. Ese algo perdura siempre y permanece como un poso fiel y constante por encima de los recuerdos y sentimientos múltiples que hayan calado enm uno. La ciudad de Madrid me sugiere “arte” y un desfile impresionante de pintores de todos los tiempos y estilos. Recientemente esta impresión se me ha incrementado tras un viaje a Madrid hace unos pocos meses. Estaba en el hotel Paseo del Prado y en mis idas y venidas observaba el edificio del museo y las interminables colas de visitanmtes. Esta visión hacía renacer mi debilitada esperanza en el mundo, sobretodo el actual. La belleza es la salvación del espíritu, el alimento que lo mantiene. Por ello hjay que rendir homenaje de gratitud a esos pintores capaces con su arte de crear esas maravillas. Y esos sedientos visitantes que guían sus pasos una sala tras otra absortos en lo maravilloso.
      Ahora eres tú -Fernando- el que ha elegido unja visita el domingo de Gloria exactamente y en una mañana de sol y de ajetyreo festivo y bullicioso en las calles de la ciudad. Por un tiempo te has aislado de ese ambiente para introducirte a través de la puerta Velázquez a otro mundo mucho más personal e interior. Tu paseo recorre ahora gracias a la “instantaneidad detenida” los tiempos de Felipe IV tan fructífero para el arte y la literatura y el teatro. He saboreado por unos momentos el Madrid de los Austrias como si hubiera estado en él. Gracias a ti.

    28. Magnifico museo El Prado equiparable al Louvre de Paris o los Uffizi de Florencia considerado de los mejores del mundo.
      A diferencia de otros museos El Pradro refleja en su mayoria los gustos personales de los reyes españoles ya que muchas de las obras expuestas fueron por encargo expreso de los mismos, esto no es así,en el museo Thyssen-Bornemisza (por ej) ya que posee obras de todas las escuelas y épocas.
      Ir a Madrid y no conocer El Prado es imperdonable, al igual que no estar al dia de las exposiciones importantisimas que a menudo se exponen, pues las facilidades que dan (reserva de entradas, abonos etc.) permiten no hacer colas y ello te dá animos para visitarlo mas a menudo.,aunque te tengas que desplazar -como es mi caso- desde Barcelona.

    29. Para mí el Museo del Prado ha sido uno de los que más me impacto de niño, jamás olvidaré la sala donde estaban las Meninas, que por mucho que los veas los cuadros en fotografías e incluso en los recorridos virtuales que ahora tenemos por internet, no es lo mismo. En breve tengo previsto visitarlo ya que veo que la ampliación lo merece.

    30. Es interesante el recorrido cultural que nos ofreces esta semana en tu blog Fernando. El artículo que nos ofreces es gratificante, ya que nos invita a enriquecer tanto nuestra cultura, como nuestra e imaginación. Ciertamente, el museo del Prado de Madrid es uno de los más ricos e interesantes, culturalmente hablando, que podemos encontrar en Europa y, por qué no, en todo el mundo. Como bien indicas, en el museo del Prado podemos encontrar gran cantidad y diversidad de obras pictóricas correspondientes a diferentes épocas de nuestra historia y de otros países, pero, particularmente, también se pueden hallar tesoros más específicos, pero igual o más deslumbrantes, como los que nos ofrece el pintor español Diego Velázquez.
      Conocida popularmente desde el siglo XIX como “Las Meninas”, el cuadro pintado al óleo fue titulado originalmente como “La familia de Felipe IV” , tiene como tema principal a la Infanta Margarita Teresa de Austria (hija primogénita de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria) y es, probablemente y según muchos críticos, la obra más importante y reconocida de Velázquez.

      En cuanto al arte pictórico, cabría destacar que Velázquez tuvo contacto en estos años cercanos a “Las Meninas” (1656) con Francisco Rizzi que, en 1655 fue nombrado pintor del rey y, en 1659 trabajó en la decoración del Salón de los Espejos del Alcázar, junto con Carreño y bajo la supervisión de Velázquez. Juan Carreño de Miranda fue amigo y protegido de Velázquez aunque pertenecía a una generación más joven. Dos años después de terminado el lienzo de las Meninas, en 1658, se encontraban en Madrid junto con Velázquez otros grandes pintores como Alonso Cano, Murillo y Zurbarán, este último fue quien testificó y tomó parte activa en el proceso que, finalmente, permitió al pintor Diego Velázquez ingresar en la “Orden de Santiago”, orden religiosa y militar surgida en el siglo XII en el Reino de León que debe su nombre al patrón nacional de España, Santiago el Mayor. Su símbolo era una cruz gules simulando una espada y tenía como objetivo inicial proteger a los peregrinos del Camino de Santiago y hacer retroceder a los musulmanes de la Península Ibérica. Tras la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en 1493, los Reyes Católicos incorporaron la Orden de Santiago a la Corona de España y el papa Adriano VI unió para siempre el maestrazgo de Santiago a la corona, allá en el año1523.
      Algunos siglos después (1873), la I República suprimió la Orden y, aunque en la “Restauración” fue nuevamente restablecida, quedó reducida a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior dependiente del Ministerio de la Guerra, que quedó a su vez extinguido tras la proclamación de la II República en 1931. La Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fue reinstaurada como una asociación civil en el reinado de Juan Carlos I con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa y como tal permanece en la actualidad.
      En cuanto a las obras de Velázquez, es una verdadera lástima que se perdieran algunas de sus obras y de otros pintores en el incendio que destruyó el Alcázar de Madrid en el año 1734, ya que este cuadro y otras muchas joyas artísticas tuvieron que rescatarse apresuradamente (incluso recortadas de sus marcos y arrojadas por las ventanas) para que no fueran arrolladas por el fuego. A este percance se atribuye un deterioro (orificio) en la mejilla izquierda de la infanta, que, por suerte, fue restaurado en la época con buenos resultados por el pintor real Juan García de Miranda y el cuadro reaparece en los inventarios del Nuevo Palacio de Oriente, hasta que fue trasladado finalmente al Museo del Prado, donde, en 1984, y en medio de una fuerte controversia, el óleo fue mandado a restaurar bajo la dirección de John Brealey, un gran experto reconocido a nivel mundial del gran Museo Metropolitano de Nueva York. La intervención se redujo más bien a eliminar capas de barniz que habían amarilleado y alteraban el efecto de los colores. Si el cuadro se observa en la actualidad, se puede observar la magnitud de la pintura y su estado excepcional, especialmente si se tiene en cuenta su gran tamaño y, sobre todo, su antigüedad.
      Históricamente, el primer seguidor de Velázquez fue, sin duda, su yerno Juan Bautista del Mazo, pintor de cámara de Felipe IV el año 1661.Luca Giordano, conocido como Lucas Jordán, en 1700, después de su viaje a Madrid, donde admiró el cuadro de Las Meninas, realizó una pintura con el título Homenaje a Velázquez que se conserva en la “National Gallery de Londres”.
      En cuanto a la técnica con que Velázquez pinta esta obra maestra -considerada por Luca Giordano “la Teología de la Pintura”-, la pincelada empleada por Velázquez no puede ser más suelta, trabajando cada uno de los detalles de los vestidos y adornos a base de pinceladas empastadas, que anticipan la pintura impresionista. Predominan las tonalidades plateadas de los vestidos, al tiempo que llama nuestra atención el ritmo marcado por las notas de color rojo que se distribuyen por el lienzo: la Cruz de Santiago, los colores de la paleta de Velázquez, el búcaro, el pañuelo de la infanta y de Isabel de Velasco, etc. Pero lo que verdaderamente nos impacta es la sensación atmosférica creada por el pintor, la llamada perspectiva aérea, que otorga profundidad a la escena a través del aire que rodea a cada uno de los personajes del cuadro y difumina sus contornos, especialmente las figuras del fondo, que se aprecian con unos perfiles más imprecisos y colores menos intensos que los que aparecen en primer plano. También es interesante la forma de conseguir el efecto espacial, creando la sensación de que la sala se continúa en el lienzo, como si los personajes compartieran el espacio con los espectadores.
      Como bien dice Carl Justi: “No hay cuadro alguno que nos haga olvidar éste”.
      También, Francisco de Goya y Lucientes fue un pintor fuertemente influenciado por la “pintura de Velázquez”. Cuando entró a trabajar en la corte española, tuvo acceso a las colecciones de pintura de la corte, y en 1778 publicó una serie de aguafuertes en la que reprodujo cuadros de Velázquez. También en el año 1800 realizó el retrato de La familia de Carlos IV donde, en un acto de homenaje al pintor de Las Meninas, Goya se autorretrata mirando hacia el espectador a la izquierda de la familia real, se acerca en esta pintura a la instantánea fotográfica, como ya había hecho en el cuadro La familia del infante don Luis del año 1784, en la que también se autorretrata en la parte izquierda como Velázquez.
      Como indicas en el artículo Fernando, el pintor de los Estados Unidos, John Singer Sargent, estuvo influenciado en sus retratos por Velázquez, pero la obra con la que más se acerca al gran maestro es con el cuadro “Las hijas de la familia Boit” (Museo de Bellas Artes de Boston), realizado en 1882, donde intenta captar el aire del interior como en Las Meninas. Incluso el gran artista Salvador Dalí, en sus últimas obras, cada vez se acercaba más a los grandes maestros que siempre admiró, entre los que se encontraba Velázquez. En el año 1973, su pintura “Cuadro estereoscópico inacabado”, consigue la multiplicación del espacio a través de un espejo donde también aparece su autorretrato en clara alusión a Las Meninas.
      Como bien se puede observar, gran número de artistas han realizado obras a partir de Las Meninas, por tanto se puede decir que sus obras han estado influidas por Velázquez, entre los que destacamos: Richard Hamilton, Cristóbal Toral, Antonio Saura, Equipo Crónica, también escultores se han unido con obras relacionadas como Jorge Oteiza en el 1958 con la escultura Homenaje a Las Meninas, los Entretenimientos en el Prado de Pablo Serrano o Las Meninas de Manolo Valdés (todos reunidos para una gran exposición en el Museo Picasso de Barcelona con el nombre “Oblidant Velázquez Las Meninas” durante el año 2008).
      Famosa es la frase de Picasso dicha en 1950 a su amigo Sabartés en una conversación sobre arte:
      “Si alguien se pusiese a copiar Las Meninas, totalmente con buena fé, al llegar a cierto punto y si el que las copiara fuera yo, diría: ¿Y si pusiera ésta un poquito más a la derecha o a la izquierda? Yo probaría de hacerlo a mi manera, olvidándome de Velázquez”.
      Picasso, seducido por Las Meninas, que ya le habían llamado la atención cuado era joven, en agosto de 1957, comenzó a trabajar en Cannes (Francia) en la elaboración de una serie con 58 interpretaciones de la obra de Las Meninas, que terminó en el mes de diciembre del mismo año. El 30 de diciembre de 1957 Picasso concluye la serie de Las Meninas con el retrato de Isabel de Velasco (hija de Don Bernardino de Velasco Ayala y Rojas, Conde de Fuensalida y de la que fue su primera esposa, Isabel de Velasco de Benavides, que había sido dama de la reina Isabel de Borbón).
      En el año 2004, la artista de vídeo Eva Sussman filmó 89 Segundos en el Alcázar, un cuadro vivo de alta definición de video inspirado en Las Meninas. El trabajo es una reconstrucción en 89 segundos del momento en que la familia real y sus cortesanos habrían venido justo hasta la configuración exacta de la pintura de Velázquez. Sussman contó con un equipo de 35 personas, incluyendo un arquitecto, un diseñador, un coreógrafo, un diseñador de vestidos, actores, actrices y un equipo de rodaje.[60]
      El escritor irlandés Oscar Wilde se inspiró en Las Meninas para escribir su cuento El cumpleaños de la infanta y el dramaturgo Antonio Buero Vallejo escribió en 1959, una obra de teatro: Las Meninas, estrenada en el Teatro Español de Madrid el 9 de diciembre de 1960, bajo la dirección de José Tamayo.
      Un tema muy refrescante, interesante y ampliamente cultural. Una vez más he de felicitarte Fernando! Como bien dices, “La infanta Margarita Teresa sigue reuniendo gente ante sí allá donde se encuentra”.

    31. La primera vez que visité El Prado yo tenía 14 años y fui con mi abuela Margarita Debayle de Pallais (quien acababa de ser nombrada “Musa de Rubén Darío”, por el poema “Margarita está linda la mar” que le escribió el vato nicaragüense cuando ella era apenas una niña de cinco años).

      Recuerdo que nos detuvo (ibamos un grupo de primas con ella) ante el cuadro de Las Meninas y se puso a recitar el poema…. Ahora que lo recuerdo, me parece un incidente divertido, pero en aquellos años, me moría de la verguenza..

      Y es que mi abuela, que era un personaje (como dice Sergio Ramírez, autor de un libro con el título de ese poema pero en el que apenas aparece ella) era un personaje digno de una gran novela.

      Y ante Las Meninas, insistió q la infanta Margarita Teresa de Austria le recordaba el poema. La verdad es que nunca lo olvidaba y mientras vivió, lo llevaba como estampa en su alma.

      A mí me hacía recitarlo en las “veladas” de fin de año en el colegio, insistiendo que pronunciera la “zeta” castiza..

      Enfin, que Las Meninas siempre me recordarán a mi abuela Margarita…

    32. Estuve en Madrid pero no tuve la suerte de conocer el museo del Prado veo que me perdí lo mejor de Madrid, para el próximo viaje sera lo primero que haga para disfrutar de las bellas pinturas que nos describes en tu blog ahí y la aplicación que hicieron que si ya era hermoso ahora lo sera mas aun.

    33. Curiosidades del Múseo del Prado.
      Ningún museo o colección en el mundo supera al Prado en cuanto a la representación de los siguientes artistas:
      •El Greco (36 pinturas y dos esculturas).
      •Velázquez (48 pinturas, de las poco más de 120 catalogadas, entre ellas casi todas sus obras capitales).21
      •Goya (133 pinturas, incluyendo casi todos sus cartones para tapices).
      •Eduardo Rosales, (casi 200 obras, entre pinturas y dibujos).
      •Tiziano (40 pinturas), junto con importantes series de Tintoretto y Veronés.
      •El Bosco, (6 obras seguras y varias más atribuidas).
      •Patinir (varias de sus obras maestras, de su cortísima producción).
      •Rubens (alrededor de 80 obras, algunas pintadas a dúo con otros artistas).
      •En el museo se encuentra el cuadro llamado La Gloria pintado por Tiziano para Carlos V, que junto al retrato de la Emperatriz del mismo autor le acompañaría en su retiro del monasterio de Yuste en Cáceres, Extremadura.
      •Se guarda también el Retrato ecuestre de la reina Margarita del pintor Bartolomé González, mostrando dos de las joyas más famosas del Joyero de la Corona de España: la perla llamada Peregrina (que actualmente se cree identificar por algunos con la que está en poder de Elizabeth Taylor) y el diamante el Estanque, hallado en tierra de Madrid y tallado por Jacopo Nizzolo da Trezzo (conocido también en España como Jacometrezo).

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