Orient Express

Agatha Christie escribió en 1934 Asesinato en el Orient Express, novela que cuarenta años más tarde fue magistralmente llevada al cine por el director Sidney Lunet. Tengo a cada protagonista de esta cinta grabado en la retina, especialmente al detective Hércules Poirot (Albert Finney), pero el papel encarnado por el conductor del coche-cama siempre me ha transportado al mundo de los ferrocarriles, especialmente a aquellos trenes nocturnos que -al menos en España- ya son contados. Aunque diferentes. Modernizados para la alta velocidad. Quien dio vida en la pantalla a aquel elegante conductor uniformado de nombre Pierre Michel fue el actor francés Jean-Pierre Casel. Discreto –llave maestra en mano, reloj colgado al bolsillo-, siempre pendiente de sus pasajeros, me ha devuelto a los tiempos en que viajaba en los vagones azules de la Compañía Internacional de Coches Camas, la Wagons Lits. Eran coches con compartimentos individuales que enganchaban a la cola de los expresos despidiendo vapor. Y que unían Madrid (o viceversa) con las principales capitales españolas a través de la vieja red de ferrocarriles. Coches azules con el distintivo en bronce de la Wagons Lits a cada costado que eran toda una invitación a la fantasía. A veces creía encontrame en el Orient Express. Otras en el Transiberiano. Pero la realidad resultaba bien distinta cuando, ya de madrugada, se detenían ruidosamente en aquellos nudos ferroviarios de esa ya lejana España. De estaciones legendarias. Con sus cantinas siempre abiertas. Alcazar de San Juan. Miranda de Ebro. Venta de Baños. Alsasua.

orient-expressDe niño, cuando acudía a la Estación de Cádiz, solía acercarme a aquellos vagones azules para tocar con   mis dedos sus dos leones rampantes. Y cuando ya de mayor subí al primero de ellos -creo recordar que en un trayecto al Norte- fue como cumplir un sueño. Que años más tarde -suprimidos aquellos expresos tirados por locomotoras a diesel– me condujo a leer en profundidad sobre ellos, viajando a sus inicios cuando el belga George Nagelmackers -impresionado por los Pulmman estadounidenses- importó la idea a Europa creando en 1872 la Compagnie Internationale des Wagons-Lits et des Grands Express Européens. Once años después nacía el Orient Express, que enlazaba Paris con la costa turca de Europa tres veces por semana en cada sentido. El convoy incluía inicialmente un cocherestaurante y otro con compartimentos con camas plegables, pero el desplazamiento -cuatro días de viaje- era ya de por sí una odisea. Partía de la Estación del Este de Paris, se detenía en Estrasburgo, Munich, Viena, Budapest y Bucarest, hasta llegar a la ciudad rumana de Giurgiu, puerto fluvial del Danubio. Allí los pasajeros cruzaban el río en un vapor hasta la vecina Ruse -ya en Bulgaria-, desde donde otro tren los trasladaba a Varna, ya en el mar Negro. El trayecto final lo hacían en una transbodador austrohúngaro de VarnaConstantinopla (desde 1930 Estambul), en donde rendían viaje tras cruzar los Dárdanelos en dirección al Bósforo. La línea fue mejorando al paso de los años, de manera que en 1889 viajar de Paris a Constantinopla era ya posible sin tener que bajar del tren.

Junto al Orient Express surgieron en el último tercio del XIX otras líneas explotadas por la Wagons Lits con salida desde Paris. El Nord Express, que llegaba a San Petesburgo. El Sud Express, que enlazaba la capital francesa con Lisboa, atravesando España. El Blue Train, con destino a Calais, vía Reino Unido. O el Transiberiano Express, ya a principios del XX, que permitía viajar de Moscú a la frontera china. Los vagones azules de la Wagons Lits han generado mucha literatura, pero también historias reales, no exentas de imaginación. Diecinueve novelas -entre ellas la de Agatha Christie- se desarrollan en el Orient Express, además de seis películas. También existe un juego de ordenador basado en aquel asesinato esclarecido por Poirot. Pero la realidad supera a la ficción porque esos vagones preferidos por reyes, pachás, aristócratas y millonarios de todos los continentes llenaron de tinta también los periódicos del momento. La Wagons Lits recomendaba a los caballeros portar revólver, lo que no sirvió para nada en 1891 cuando unos ladrones asaltaron el tren apoderándose de un botín de 40.000 libras. Otra vez el Orient Express quedó bloqueado cinco días por la nieve, tirándose al monte armados sus operarios en busca de bocado en los lobos para el pasaje, en medio del frio y ya sin carbón en las estufas. Dicen también que una nevada -tal vez ésta misma- sorprendió en el coche-restaurante al príncipe heredero Carol de Rumanía (después rey) con su amante Elena Lupescu cuando iniciaban la fuga de amor que les llevó al exilio. También fue un asiduo del tren el rey Boris de Yugoslavia, que gozaba conduciendo la locomotora. O Leopoldo de Bélgica, que hizo el viaje inaugural acompañado de una amiga. Fue en un coche de la Wagons Lits donde se firmó el armisticio de 1918 que ponía fin a la Primera Guerra, pero el vagon -adquirido después por Alemania como recuerdo histórico- fue destruido en 1945 por las SS a instancias de Hitler. Tal vez habrán ocurrido muchos más episodios. Incluso secretos. Pero ya no tenemos a Aghata Christie para recrearlos.

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    27 opiniones en “Orient Express”

    1. Atravesábamos el país por la noche, en coche cama o en literas. Los viajes en tren siempre tuvieron ese aroma romántico y elegante. El tren, tren, digo, el que nos describe Fernando y hemos visto en las pelis. En mis recuerdos la aventura empezaba en la misma estación de ferrocarril. Si viajabas sola, era recomendable echar un vistazo antes de subir y tener así una composición de lo que a lo largo de la noche podías encontrar en los pasillos… aunque nunca supe de la recomendación de los revólveres, supongo bastante anterior al tiempo de mis travesías, viajar en tren por la noche, sola, me invitaba a imaginar. De entrada, en la estación, jugaba a elegir personajes interesantes como compañeros de viaje. Abría mi libro para disimular… y miraba. El viaje, la noche y las fantasías de la viajera escribían una nueva novela en el aire. La atmósfera era propia; el ritmo, sugerente; la historia, breve pero intensa, quedaba apuntada para futuros desarrollos en el reverso del billete.

    2. Eres un gran provocador¡¡¡

      Cuantos recuerdos de repente, un tren, una estación, un anden lágrimas, risas, abrazos, encuentros, despedidas.

      Que bonito, gracias Fernando

    3. Siempre me ha gustado viajar en tren, claro esta, que nunca en trenes como los que nos describes con todo lujo de detalles y con la exquisitez que te caracteriza.
      De pequeña, cada verano con mis padres viajabamos de Barcelona a Lleida en trenes de tercera, trayecto que duraba 5 horas pero que era diviertidisimo, jo contaba siempre los dias que faltaban para tan esplendido viaje y soltaba mi imaginación hacia situaciones que podrían pasar en el tren.
      En plena adolescencia vivi una experiencia inolvidable para mi, viajé sola de Barcelona/Paris; me monte en el tren Barcelona, tren cutre, lleno de personas de origen andaluz que se trasladaban a Francia a la temporada de la vendimia y que al verme sola, les pareció que me tenian que proteger, y así lo hicieron, y gracias a ellos, el trayecto Barcelona hasta la frontera,-lugar de destino para los vendimiadores-fue muy agradable y divertido. En Port Bou/Cervere canbié de tren, por aquello de la anchura de las vias, el tren estaba compuesto por wagons lits, departamentos con literas que se convertian en asientos de día y que se te asignaban en virtud si eras hombre o mujer.No pude dormir en toda la noche pero mi imaginación voló como si fuera una novela de Aghata Chistie. A mi llegada a Paris tuve sensaciones contradictorias, estaba aliviada por un lado y por otro era feliz de haber vivido mi primera experiencia en tren sola. Estoy hablando de 40 años atras.

    4. El primer ferrocarril español se inauguró en Cuba en 1837, por aquel entonces provincia española. Pero el primero de la península fue el tren vapor, que cubría la linea Barcelona-Mataro. El promotor fue Miquel Biada, nacido en Mataró, hijo de un maestro de escuela, en una familia numerosa. En el año 1808 en plena ocupación francesa emigró a Venezuela y a Cuba , volvió y en 1837 se inauguró la linea.

      El Circulo Histórico Miquel Badia, actualmente está promoviendo, la investigación y la difusión de la historia del primer ferrocarril de la península, para recuperar la memoria histórica de todos aquellos que lo hicieron posible, accionistas, promotores, colaboradores, trabajadores.

      Els Mataronins, estamos muy orgullosos de ” El tren de Mataro”

    5. Excelente novela de misterio, escrita por una polifacetica escritora, novelista y dramaturga, que creo personajes inolvidables, que les hemos puesto cara cuando han llevado su obra a la gran pantalla, concretamente en ” El asesinato en el Orient Express”, los actores son a cual mejor, Albert Finney, Sean Connery, Ingrid Bergman, Lauren Bacall….

      Me gustan mucho las novelas, que se desarrollan en un tren, otra autora que me parece muy buena es Patricia Highsmith en “Extraños en un tren”.

      Las estaciones, los trenes , los de antes no los de ahora, dan lugar a situaciones de todo tipo, que podrían ser fuente de inspiración para Fernando, yo y creo que muchos de los que habitualmente le leemos, estaríamos encantados si escribiera una novela.

    6. Viajar en tren, para mi, significa acumular una serie de sensaciones muy distintas de cuando viajas en otro medio de transporte.
      En avión, es tan rápido que sin darte cuenta ya estas en el lugar de destino.
      En barco, el trayecto suele ser más largo y la contemplación la inmensidad de la mar -que es importante- no suele compensarte.
      En coche, al tener que prestar toda la atención en la conducción, no te enteras de nada.
      Cuando se viaja en tren como el Orient Expres, suele consistir no solo en el desplazamiento entre ciudades, sino descubrir y explorar nuevos paisajes y civilizaciones con la adquisición de conocimientos importantes para la cultura de cada uno. Si por el contrario se viaja en tren para eludir otro medio de transporte,la experiencia suele ser interesante. Particularmente añoro el Talgo con su “Jen-Pierre Casel” particular siempre pendiente de los pasajeros y tal como tu dices “Un sueño”

    7. El progreso no perdona: hoy, los AVE imperan en el ferrocarril, con más rapidez, comodidad y eficiencia que los viejos trenes… pero será difícil que sirvan para relatos como los que ha dado de sí el Orient Express.

    8. Que romantico y misterioso, debia ser viajar en un tren como el Orient Express, hoy la rapidez de las comunicaciones , le quita encanto a los viajes.

    9. No me interpreteis esto como un reproche porque compruebo por esta bitácora que el autor hace literaratura y escoge marcos de sueño para contarnos historias ilusionantes. Lo hacen también los guionistas de cine, los escritores y poetas. Nada mejor que la belleza o el lujo para atraer nuestras miradas, las miserias están a la orden del dia, las tenemos cerca siempre y yo no necesito que me las cuenten porque las veo con mis ojos. Me gustan los artículos de Orgambides porque me distraen, me llevan a lugares imaginarios y desconocidos, me ayudan a sonreir y a olvidarme de otras cosas, me retiran un instante de la monotonia. Son provocaciones a la fantasía. Eso no impide que tambiérn pensemos y tras leer este viaje en tren de primera, me he quedado pensativo, acordándome de esos otros trenes de tercera que circulaban por las misma vias, lentos, atestados de emigrantes españoles que iban a la vendimia, a trabajar en Suiza, Alemania, Francia en aquellos años sesenta de tanta penuria y necesidad. Veo a esos vagones azules de la Cía Wagons Lits a toda marcha, sin saludar a esos otros trenes especiales que se detenian en las estaciones y apeadederos para facilitar su paso. La soberbia frente a la humildad. La potencia frente a debilidad. Ricos y pobres. No hace tanto tiempo, pero echo de menos un recuerdo a esos trenes. Seguro que la sensibilidad del autor no será ajena a mi peticion y espero que algún dia nos haga un viaje en tren de tercera, un viaje literario que recuerde esos humildes trenes en los que también han sucedido episodios humanos e historias de amor, pero más sencillas, sin reyes que se escapan con adulteras ni millonarios comiendo a la carta. La fantasía no tiene fronteras ni clases, porque siempre es fantasía y mata las penas. Un saludo

    10. Que recuerdos, me has traido solo con leer la palabra “Pulmman” En aquellos años de en que el regalo por haber terminado con exito un año mas de escuela , era que mi Abuela nos invitara a Guadalajara, Jalisco, a pasar las vacaciones. Y, sabes en que nos ibamos ?, pues en el Pulmman . Venia mi Abuela a buscarnos por supuesto en el pulmman y elegantisima llegaba a buscarnos . Esto queria decir que teniamos que ponernos las mejores galas y sin ninguna prisa tomar el tren. Ya instaladas ´, en aquel camarote con camas y lavabo. Nos retocabamos pues teniamos que ir al salon comedor a cenar. Despues acompañabamos a mi abuela al salon fumador , pues ella fumaba. Todo lo viviamos como una pelicula “”Era lo maximo””. Pero creo que lo que mas añoro del pulmman es que no habia PRISA, de nada nunca me acuerdo de haber corrido, como lo hacemos ahora para llegar al tren al tren de alta velocidad. Donde estan las historias que se podian cear, en estos viajes , pues, habia tiempo para romances, y, para muchas otras cosas. Gracias

    11. Un dato, la linea madrid-irun se llamo en sus origenes “linea imperial”.

      Esta linea era explotada por la “Compañia de los caminos de hierro del Norte de España.

      Los trenes partían en dirección ascendente desde la Estación de Principe Pio de Madrid y pasaban por Avila, Medina, Valladolid, Burgos, Miranda, Vitoria y Donosti.

      Acababa en Irun, donde el pasaje que iba a Francia se dirigía a Hendaya. Esta linea la absorbió Renfe tras la guerra civil y duró hasta los años setenta cuando se construyó la nueva estación de Chamartín de Madrid.

      Recuerdo a esos coches-camas enganchados a la cola del tren, pero yo nunca subí a ninguno. Viajaba en litera, que era mas económico. Más tarde empecé a trabajar y aunque tenia posibles, me cambié al avión.

      Conozco el TGV a Paris y el Ave a Málaga. Ahora el tren es una maravilla.

    12. El “Orient Express” sigue todavía despertando emociones, aunque nunca hayas viajado en él. ¿A qué se debe su encanto seductor? En gran parte porque Aghata Christie lo universalizó. ¿Quién no ha leído su novela “Asesinato en el Orient Express? Cuando ella la escribió. este tren transportaba ilustres personajes. eso, guste o no, también atrae y más las historias que generan. La duración del trayecto es otro factor a tener en cuenta. Esos viajes son lo suficientemente largos para que se fueran desarrollando vivencias, ya placenteras, ya perversas. Cabe añadir también el rasgo de la lejanía. El viaje te transportaba a una distancia considerable y su destino solía estar empañado de exotismo, como Constantinopla, en el caso del “Orient Express” El tren es un escenario que contiene por un tiempo a unos personajes. Estos generan todo tipo de historias alejadas y diferentes de su cotidianidad. Viajar en el “Orient Express” te podía ofrecer la oportunidad de vivir por unos días una vida diferente a la real. Y la literatura simplemente se hace eco, con mayor o menor fantasía, de cuanto sucede en la realidad.

    13. Y que me decís del Interrail, se puede recorrer toda Europa a buen precio y aunque no a personajes como los de las novelas de Agatha Christie, se conoce mucha gente intersante y simpatica de todo el mundo.

      Me gusta viajar en tren, ojala algún día pueda hacerlo en el Orient Express.

    14. Que gran película la del Asesinato en el Oriente Express. De vez en cuando nos la pone la tele y suelo experimetar ese mismo viaje como si fuera uno de sus pasajeros. Me gusta el papel del coronel que viene de la India, creo recordar que lo interpreta Sean Connery, que nació en Escocia y que se ganó sus primeros ahorrillos posando desnudo de modelo para la Escuela de Bellas Artes de Edimburgo. Sensacional actor, como todo aquel reparto. Richard Widmark que es el criminal a que asesinan todos con la daga. Fabuloso el papel de Ingrid Bergman y el de Lauren Bacall. Ayer ví en Telemadrid a la Bacall muy joven en una pelicula de Bogart. Grandes actores, gran historia, gran relato este, gran artículo… Se me olvidaba Antony Perkins, genial, genial, genial… Por cierto la película tiene un oscar, creo que por el papel de la Bergman.

    15. Trenes, fuente de inspiración inagotable para novelistas y cineastas. Siempre que pienso en trenes me acuerdo de la fascinante novela de Patricia Highsmith…Extraños en un tren. Mejor la novela que la película, que dirigió Alfred Hitchcock.

    16. Sí, hoy va de recuerdos, y recuerdo esa tarde tonta y lluviosa de junio esperando la llegada del tren en una estación cercana a la bahía de Santander. Jugaba con mis hermanos a pisar raya o pisotón, por aquello de adelgazar el tiempo. El tren llegó puntual, con su parafernalia de pitos y bufidos ycuando iba a subir al tren me aturullé a causa de algún traspié absurdo. Se me hizo un nudo inexplicable en las piernas u resbalé a la vía, justo cuando el silbato del factor con su gorra roja silbaba y el hombre bajaba la pequeña bandera para anunciar que el tren iba a arrancar de nuevo. Yo había caído de bruces en las vías y todo era oscuro carbón. Escuchaba a la gente gritar pero no podía moverme porque sobre mi cabeza estaban los hierros oxidados de las tripas del tren. La gente chillaba en el andén en tono histérico… El tren no arrancó e inmediatamente me sacaron de la vía.
      Hoy todo es recuerdo, pero la vida sigue pero hoy me aturde en color sepia el recuerdo de ese tren de vía estrecha recorriendo un campo verde y frondoso, ese tren que se dejaba acariciar por la hierba sus vagones de madera renqueante. Sí, el recuerdo de ese tren me perturba.

    17. Hoy Fernando desde uno de los libros más conocidos de Agatha Christie, que encierra intriga, misterio y sorprendente final como siempre.

      Cuando era pequeña, me sentia muy atraída por la manera de escribir de Agatha Christie, ella logró introducirme completamente en este género, pero adicionalmente no invita a hacer el recorrido por los famosos trenes cama, haciendo un recorrido por ciudades muy interesantes, desafortunadamente no he tenido la oportunidad de viajar así.

      Tomaré nota, porque aún se pueden hacer ciertos recorridos. Espero poder hacer el que descibe el autor, obviamente no será exacto, pero es una gran motivación y un deseo.

    18. El libro está muy bien. Muy recomendable.
      Soy gran amante de los trenes. El AVE y los trenes modernos tienen su encanto, indudablemente, pero carecen del romanticismo y atractivo de aquellos vagones que viajaban años atrás. Recuerdo haber realizado el trayecto entre Cáceres y Hervás (en el norte de la provincia) en diversas ocasiones, cuando existía. Ahora que ya no existe, lo recuerdo con nostalgia.

    19. Hablar de trenes es lo que tiene, que la imaginación se desborda… quién no tiene una imagen de su niñez, de la mano de alguno de nuestros mayores, parados los dos en un puente bajo el cual, súbitamente, aparece una ruidosa locomotora, un viejo tranvía de madera o un “moderno” tren de color rojo, que se aleja al ritmo de su particular txuku-txuku-txukutxuku-txu… Ay… la mano de ese niño que fuimos, diciéndole adiós hasta que desaparecía de nuestra vista el último tornillo de su furgón de cola, para luego asir nuevamente la del adulto que nos guió hasta ese puente, que es lo mismo que decir la que nos acompañó amorosamente en nuestra niñez… en mi caso, esa mano es la de mi padre y el puente, el llamado de la estación, en el Paseo de Colon de Irun.

      En Irun, sabemos mucho de trenes. No en vano ha sido, históricamente, un punto obligado de paso para el comercio y el movimiento de viajeros en su flujo norte-sur y viceversa. El ferrocarril llegó a mi casa en el año 1864, convirtiéndola en estación terminal del sistema ferroviario español y en un importante nudo de comunicaciones con Europa aunque, de suyo, ya lo era… Porque para atravesar la frontera Irun-Hendaia o Irun-Behobie hicimos nuestros cuantos medios de locomoción fuera menester: de carretas o carruajes -tanto da!- tirados por mulas o caballos, a la más rudimentaria locomotora, o del tren txikito -aquél que me contaban moría en la Behobia de l’autre côté- a los impersonales trenes que ni parar hacían en la estación, llenos a rebosar de emigrantes de la España profunda que soñaban con una Europa que diera de comer a sus familias, allá en el pueblo… Y en el intermedio de esta historia, unos impresionantes vagones azul oscuro y oro, los de Wagons Lits… elegantes, señoriales… de película!!!

      Vagones que han dormido en los hangares de nuestra estación durante casi un siglo y que han dado trabajo a cientos, miles de irundarras, de los de toda la vida y de los que también lo son aunque nacieran lejos, y que decidieron venir a trabajar a éste nuestro país del Bidasoa, aquí crearon una familia y aquí siguen, sus hijos, nietos y bisnietos… ingenieros, factores, camareros, limpiadoras… Y a pesar de los últimos años en los que no fue ajena a reconversiones económicas y duros conflictos laborales, la Compañía Wagon Lits nunca perdió del todo su glamour de antaño.

      Tal vez por eso, yo, que fui una lectora compulsiva en mi adolescencia cuando de Agatha Christie se trataba, que me confieso fan del impertinente detective belga que todavía es Hércules Poirot -ya sea encarnado por Albert Finney o por Peter Ustinov- no necesitaba soñar para saber cómo era el Orient Express de su famosa novela… Lo tenía al alcance de mis ojos… me bastaba con acercarme al puente del ferrocarril, al que mi padre me asomó por primera vez cuando solo levantaba un palmo del suelo y esperar… ay!… aquellos inconfundibles vagones, con una elegante letra inglesa en cursiva y oro que rezaba, en este txoko de vascos irredentos y como quien no quiere la cosa, Compagnie Internationale des Wagons Lits…

      Y quien nos dice, Fernando, que uno de ésos no fue aquél que confiesas haber acariciado de niño o en el que te subiste años después, como quien se sube a un sueño? Te imaginas? Ay …

    20. Tengo que confesar que, tanto el texto como los comentarios de todos aquellos que están participando en esta ‘tertulia’, me dáis un poco de envidia. Lo cierto es que nunca he viajado en tren; con esto de que los aviones son muy baratos y de que viajo mucho menos de lo que me gustaría, no he sentido nunca ese embrujo del tren del que algunos habláis. Pues bien, tendré que coger un tren para vivirlo aunque sea para llegar al destino y luego volver sin más; eso sí con un papel y un boli en la mano para poder escribir mis sensaciones (que es cómo mejor se descubren para uno mismo) y luego poder contároslas.

    21. Estimado Fernando: Creo que este embrujo se ha perdido definitivamente y, aunque los trenes de ahora son muchos más cómodos, esas aventuras y vivencias casi no dan tiempo de experimentarlas. Lo que cuentas, especialmente al final de tu entrada, es muy romántico, pero también recuerdo, desgraciadamente, que fueron cajas de cerillas para encajonar a millones de judios, gitanos o rojos, camino de la muerte. Pero bueno, no debemos ser crueles y yo me considero también partidario de los viajes en tren. Sin ir más lejos, el otro día estrené el nuevo Alvia (que ha susutituido al Talgo a Huelva que seguro que habrás cogido alguna vez) y está bastante bien, prácticamente igual de cómodo que el AVE y sólo unos minutos más lento, alcanza los 250 kilómetros gran parte del trayecto y no se hace demasiado largo. Lo elegí decididamente para ir a una boda aún teniendo varios coches de amigos que se ofrecieron a llevarme, precisamente por la tranquilidad y la comodidad de ir en tren, más rápido y estirando las piernas, a pesar de que es más barato ir en coche. Ahora también van a hacer una importante reforma en la línea Huelva-Zafra, obsoleta y casi olvidada, cuyo trayecto también es un gran clásico por estos lares, lleno del encanto minero y de las acampadas infantiles y juveniles de fin de semana.
      Para distancias medias y cortas es mi medio de locomoción favorito y así he comprobado recientemente que los trenes italianos, belgas y holandeses, para mi sorpresa, funcionan peor que los nuestros. Me queda esa asignatura pendiente, ojalá pueda cumplirla, de hacer un gran viaje en el Transiberiano o alguno similar. La última aventura posible del Siglo XIX.

    22. Me gustaria saber si en verdad existian esos trenes tan elegantes con conductor uniformado Si era verdad que personajes de la alta sociedad tenian su propio vagon. Me has picado la curiosidad , ahora mismo voy a investigar . Saludos

    23. Ah el Orient Expres. Te digo, nunca he viajado una gran distancia en tren pero siendo como soy una fan absoluta de las novelas de Agatha Crhisty y de su famoso Hércules Poirot, puedo recordar el ámbiete vivido en ese tren. Me imagino que la sensación de viajar en un medio así debe ser como sentarte y que te proyecten una película o un reportaje de la vida. Tu allí sentado, contemplando por la ventanilla, mientras el tren traquetea a ritmo frénetico y constante, vas viendo pasar escenas bucólicas de bosques, o de rios o cuando paras en una estación observas con curiosidad a aquella señora hablando con su hijo, que aunque no escuchas parece nada coloquial. Bueno en fin…se me ocurre que viajar en un tren como ése o como los mencionados por tí debe ser una gran fuente de inspiración para más de un novelista.

    24. El “Orient Expres”, es que solo escucharlo suena excitante y mágico. La única experiencia que he tenido yo con trenes fué en un viaje que hice de Barcelona a Roma (en coche), de Roma a Milán en tren, de Milán a Genova en tren y de Genova a Barcelona en un tren que tenía asientos que por la noche se desplegaban en cama (literas) viajaba sola y por suerte o no, me tocó un vagón lleno de estudiantes que viajaban en grupo, por lo tanto que no dormí nada y me pasé la noche riendo con ellos…

      Experiencias en tren… mas cutre que el Orient Express pero me lo pasé bomba.

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